Muchos crecimos en una época en la que una dieta baja en grasas equivalía a un peso bajo y a una buena salud.
Todo empezó cuando médicos, nutricionistas, científicos y la industria alimenticia con sus publicidades, nos hicieron creer que lo mejor para estar saludables y cuidar nuestro corazón, nuestras arterias, era no consumir grasas o lo menos posible.
Rápidamente sustituimos la grasa, por carbohidratos y azúcares y así la industria alimentaria, se trepó al tren de la locura por lo “bajo en grasas” y produjo desde aderezos yogures y postres, como eran “bajos” en grasa los considerábamos “saludables”, ¡entonces podíamos consumir la caja entera!
Gracias a las investigaciones científicas, ahora sabemos que los azúcares y los carbohidratos refinados son las verdaderas causas de obesidad y las cardiopatías y no las grasas, como se nos había dicho.
Las buenas grasas alimenticias, aceleran tu metabolismo, reducen tu apetito y estimulan la quema de grasa en el cuerpo.
Las dietas más elevadas en grasas promueven más la pérdida de peso que las dietas altas en carbohidratos y son más fáciles de seguir.
Las grasas alimenticias reducen la inflamación, el riesgo de coagulación y todos los factores de riesgo de enfermedades cardiacas.
Las grasas alimenticias, mejoran las funciones cerebrales y el humor.
Las dietas altas en grasa y baja en carbohidratos pueden revertir la diabetes tipo 2.
Las grasas saturadas en la dieta (manteca o aceite de coco), no elevan los niveles de grasas saturadas en el cuerpo.
Los carbohidratos en exceso, estimulan el apetito y el almacenamiento de grasas y frenan el metabolismo.
Las grasas saludables que deberíamos incorporar en nuestra alimentación son:
- En crudo, aceites de primera presión en frio o extra virgen, coco lino chía sésamo oliva
- Para cocinar, coco ghee.
- Comer paltas, aceitunas negras, frutos secos y semillas.
Comer buenas grasas:
- Te hace más feliz e inteligente
- Previene el envejecimiento del cerebro
- Disminuye la inflamación y las enfermedades autoinmunes
- Ayuda con las convulsiones, la depresión, el déficit de atención y, el autismo.